I
La mañana se empeña
por pasar a través de mis dedos,
sin importarle el trasiego de la víspera
y el insomnio creador.
Y en este diálogo
con el resabio del sol
escuché el vino de tu cuerpo-ánfora correr.
La mañana se empeña
por pasar a través de mis dedos,
sin importarle el trasiego de la víspera
y el insomnio creador.
Y en este diálogo
con el resabio del sol
escuché el vino de tu cuerpo-ánfora correr.
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