Febril

Por eso me gusta recitarte, leerte,
medir tus versos con la punta de mi lengua,
respirar tus palabras con mis ojos,
empuñar tus armas con el fuego hondo.
Por eso me gusta recorrerte entre naufragios,
volviéndome loco,
sudando de a poco en poco,
devolviendo al Infierno
lo que no será.
Volviéndome, loco.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Desgana

Profundo negro

del Viento al Viento