Ay, dolor!
Llora mi pluma lágrimas negras, que encuentran en un papel desgastado su última morada. Lloran porque no encuentran descanso en el recuerdo de tu adiós. Porque no pueden decir nada; se han quedado mudas ante el dolor. La impotencia que me he causado; la tristeza que rebasa al más azul que haya escuchado. Después de todo, queda el silencio que ensordece, que desgarra que...