Jerusalem

Tu haces que el sueño se vaya,
que la Poesía fluya en mí,
que mi ego claudique en los momentos,
que el cansancio se rinda en el intento.

Eres mi Templo y mi Arca,
el Igloo que me cuida del invierno,
que precedes a la Luna en mi nocturno,
que le das el nombre a mi Verdad.

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