A mano armada

Mi mente se ha robado a mi cuerpo
mientras pienso en tí:
cantando lento
el chasquido de los dedos
que me mueven
aqui dentro
sin la levedad,
sin devenir;
cantando lento
el pasar de los años
en que me he vuelto de sal
y no te cubro con mi manto...
¡qué desatinado!

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