Una y ninguna
Ésta.
Aquella.
Esa.
Mujer, que no tienes nombre
ni rostro,
Ninguna identidad.
Que no quieres saber,
que no quieres amar.
Que dejas caer
levemente ese tejido
de hebras
que elevan al cielo.
Ese tejido infinito
que transporta al No Tiempo.
Que vienes y vas
y no dejas que la espuma
de éste mar
toque tu costa.
Aquella.
Esa.
Mujer, que no tienes nombre
ni rostro,
Ninguna identidad.
Que no quieres saber,
que no quieres amar.
Que dejas caer
levemente ese tejido
de hebras
que elevan al cielo.
Ese tejido infinito
que transporta al No Tiempo.
Que vienes y vas
y no dejas que la espuma
de éste mar
toque tu costa.
Comentarios
La verdad es que a veces ni el propio autor entiende lo que dice, sino se materializa su sentir en palabras, formas...