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Mostrando las entradas de enero, 2011

Sinoidal

Soledades hablan exprimidas por el peso del Tiempo, oscilante entre el instante y lo eterno: fracción de vida desolada, muro de sol a lo lejos; pero todo se comprime y se vuelve combustible de mil soles, cuando el instante se vuelve eterno en el recuerdo

Despierto desierto

con un frío de sin ti que los huesos se vuelven esclavos de los sueños necesito no necesitarte tanto Deseo no saber qué decirte pero aqui estoy en el insomnio de vivir de nuevo

Maldito

No me encuentro en mis palabras ni en este cielo de ojos inmóviles que dialogan con lo eterno, en la rudeza de una flor en la penumbra No soy yo en el otro ni en vidas pasadas No me escucho en estas pláticas infructuosas con el silencio Porque no me reconozco en este cuerpo trémulo.

Vida = f(t)

Eres del aire pluma vibrante que escribe en mis días canciones de vida felicidad y desventura Manos que queman al no encontrarte a mi lado con esa ausencia que se vuelve agonía infinita en esta tumba que es el aire.

Matapalabra

Mueren palabras que se llevan realidad en este cementerio de concreto. Ideas que se van estrellando en las caras devastadas por el tráfico de cristales, raíces venenosas. Metralla en los patios, ráfagas

Puente rojo

Inhóspitas ganas de soñarte, que un día cruces el puente rojo y regreses a las ensoñaciones con que llenabas las deshoras sin antifaces ni desvelos. Ganas de arrojo, rojo de ganas.

Ansiedad

El vientre se deshace en el vacío de la espera: atropellamiento cíclico de la voluntad. Los velos del pasado que congelan la razón, en revelaciones oníricas ininteligibles. Benzodiasepina. Calma.