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Mostrando las entradas de noviembre, 2009

Jerusalem

Tu haces que el sueño se vaya, que la Poesía fluya en mí, que mi ego claudique en los momentos, que el cansancio se rinda en el intento. Eres mi Templo y mi Arca, el Igloo que me cuida del invierno, que precedes a la Luna en mi nocturno, que le das el nombre a mi Verdad.

Llenandome

y darte un beso tierno... y que te quedes en mis brazos... Que el silencio nos llene de recuerdos y nos haga sentir lo que el verano nos trajo, ese calor en el alma y en los labios que invitan a besarlos.

Desde y cuando

No sé si hoy he dejado de amarte o desde cuándo me pregunto si el segundo que transcurre lentamente mientras veo nuestra historia ha pasado sin tocarte, sin preguntarte por el miedo. No sé, hoy he dejado de amarte.

Ahora

...solo quiero abrazarte, que el dolor quede entre líneas; que se nos cure el alma de ese fuego que no es el eterno y el Tiempo no deje que el polvo nos cubra, que no nos detenga. Ahora sólo quiero olvidarte, que el dolor vaya o venga, si no importa la huída, si el peso de este cuerpo no es suficiente para que encalles en este puerto, si sigues etérea a pesar de que el sueño ya no es, sino Vida.

A mano armada

Mi mente se ha robado a mi cuerpo mientras pienso en tí: cantando lento el chasquido de los dedos que me mueven aqui dentro sin la levedad, sin devenir; cantando lento el pasar de los años en que me he vuelto de sal y no te cubro con mi manto... ¡qué desatinado!